EL GRAN FAMOSO UKU-MARI
En un pueblo muy distante de ceja de selva, habia una vez una linda doncella, a quien un día su padre la envió recoger leña del bosque, para realizar actividades cotidianas de casa, pero, misteriosamente jamás volvió, y la comunidad armando partidas de guerreros valientes, peinaron por doquier aquellos tupidos paisajes sin lograr hallarla, dandole así por muerta, creyendo que los otorongos o el puma la habián devorado.
Lo que habia pasado en realidad es que el UKUMARI la había rapatado, llevandoselo a sus aposentos o cueva, en ela cima del cerro.
En ese secuestro o convivencia el UKUMARI, jamás la hacia faltar nada, le taría, venados, sajinos y toda clase de animales; pero nunca dejaba que la doncella abandone la cueva, la cerraba con una gran roca.
Pasaron los años y la doncella tuvo dos hijos y en todos esos años siempre sufría, contando sus penas a sus hijos de aquel encierro.
Los guerreros del pueblo, beliciosos y de los que demuestran valentía, casi siempre se internaban en el monte para cazar, sea un otorongo, venado y otras fieras. y cuando llegaban las fiestas cada quien danzaba exhibiendo las pieles de las fieras cual qarimactas en las noches relumbrantes de chamizos y al compas de pincuyllus y tambores, bebiendo abundante chicha y peleando entre ellos festejaban sus fiestas.
Un dia en que era la temporada de los choclitos verdes, el ukumari, muy sigiloso, se puso a cosechar una chacra, cogía los choclos con certeza, sin dañar las mazorcas y de pie como el hombre. Cuando ya había amontonado bastante; fue interceptado por un guerrero, quien con su arco y flecha le impacto de muerte en la panza. EL Ukumari huyó y poco después se quitó la flecha, curando los agujeros de su panza con hojas verdes.
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Un dia en que era la temporada de los choclitos verdes, el ukumari, muy sigiloso, se puso a cosechar una chacra, cogía los choclos con certeza, sin dañar las mazorcas y de pie como el hombre. Cuando ya había amontonado bastante; fue interceptado por un guerrero, quien con su arco y flecha le impacto de muerte en la panza. EL Ukumari huyó y poco después se quitó la flecha, curando los agujeros de su panza con hojas verdes.
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